------------------------------
Era
1928. De hecho, era el 1 de enero de 1928. Esta es la historia de Michael, un
ratoncito que vivía en Nueva York, dentro de una biblioteca. Le encantaba leer,
pero, cuando empezó el año, se dio cuenta de que necesitaba un cambio. Un gran
cambio.
Empaquetó
sus escasas pertenencias y, cuando estaba saliendo, se tropezó con su mejor
amigo, Marc.
-Marc,
me marcho –dijo Michael.
Marc
lo miró y vio en sus ojos que decía la verdad.
-¿D-De
verdad? Pero, ¿qué vas a hacer? ¿A dónde vas a ir?
Marc
parecía realmente preocupado por él.
-Mi
sueño es ir a París y visitar la ciudad.
Michael
había leído muchos libros de la biblioteca sobre París y lo que vio en las
fotos le pareció precioso y asombroso.
-Espero
que lo consigas.
-Gracias,
Marc. Adiós.
-Suerte.
Ambos
tenían lágrimas en los ojos. Es por eso por lo que Michael no quería verlo
antes de irse. Michael odiaba las despedidas. Se abrazaron. Entonces, Michael
se alejó por la calle, esquivando los pies de la gente. Y llorando.
Michael
había estado los dos últimos meses buscando un barco o un avión para ir a
París. Desde que se enteró de que no podría ir a pie, había recorrido toda
Nueva York intentando coger algo, pero, cuando encontró un avión y se subió, un
hombre lo tiró fuera mientras su mujer gritaba.
Casi
se había rendido. Estaba pensando en volver a la biblioteca, con Marc, cuando,
el 7 de marzo, conoció a una persona muy especial.
Estaba
en Wall Street, escuchando lo que la gente decía, cuando un hombre se sentó a
su lado. Michael lo miró y el hombre le devolvió la mirada. El humano no gritó.
No se movió diciendo “Qué ciudad más sucia; hay ratones por todas partes” o
algo por el estilo. No, simplemente mantuvo su mirada en el ratón.
-Hola,
¿qué tal? –le dijo a Michael.
¿De verdad me está hablando a mí?
Michael
no estaba muy seguro hasta que el hombre lo acarició.
-¿Sabes?
Eres la primera persona que me habla.
El
hombre saltó.
-¡A-Acabas
de hablar!
-Lo
sé.
-No
sabía que los ratones hablaban –dijo, con un tono entre incrédulo y asustado.
-No
soléis pararos a escucharnos –explicó Michael.
-Eso
es verdad… Y… ¿cuál es tu nombre?
-Soy
Michael, pero puedes llamarme Mickey.
-Mickey,
el ratón… Encantado de conocerte. Me llamo Disney, Walt Disney.
Y
así es como Walt Disney conoció a Mickey Mouse. Decidió llevárselo a California,
donde vivía con su mujer Lillian, y Michael aceptó. Cuando se lo presentó a
Lillian, ella, a pesar de mostrarse un poco reticente por tener un ratón en
casa, lo aceptó. Le expuso su intención de hacer de él un dibujo animado y el
pequeño ratón no pudo sino sentirse honrado. Iba en dirección contraria a su
preciada París, pero se dirigía hacia algo mucho mejor.
En
el tren, camino de California, Disney propuso cambiarle en nombre a la hora de
mostrarlo al público por Mortimer, pero su mujer le pidió que le dejara el
nombre de Mickey y así se quedó.
Nada
más llegar a su casa, Walt se puso a trabajar en su nuevo proyecto para superar
el parón provocado por la pérdida de los derechos de Oswald, su anterior
personaje de dibujos animados. No quiso dejar que Mickey viera el corto en el
que estaba trabajando, para que fuera una sorpresa.
Finalmente,
dos meses después, se estrenó el cortometraje Plane Crazy. Disney se llevó escondido al auténtico Mickey al
estreno para que viera el trabajo que había hecho basándose en él. El ratón lo
observó divertido, pero, a mitad de la proyección, dejó de mostrarse feliz. Más
tarde, Dinsey le pidió la opinión:
-¿Qué
te ha parecido?
-¿Que
qué me ha parecido? Pues ha empezado bien. Era divertido. Hasta que he obligado
a… ¿Cómo habías llamado a mi pareja en el corto? ¿Minnie? Pues has que he
obligado a Minnie a besarme. ¡Yo nunca haría algo así!
-P-Pero…
Michael
estaba enfadado. Había dado una imagen suya que no le gustaba en absoluto. Sin
embargo, no pudo estar mucho tiempo así, en parte porque era su amigo; en parte
porque vivía en su casa y era el que le daba de comer.
Disney
comprendió que le había herido y, en el siguiente corto, Steamboat Willie, decidió no poner nada que pudiera ofenderlo. Éste
se estrenó en noviembre y dio a Disney un éxito asombroso. Desde entonces, Walt
y Mickey se volvieron inseparables y el hombre siguió haciendo cortos del ratón,
los cuales fueron muy famosos y dieron la vuelta al mundo. Cada vez más niños y
no tan niños disfrutaban de las aventuras de Mickey Mouse.
Y
ésta ha sido la historia de cómo un ratoncito poco importante llegó a ser
inmortal gracias a un hombre… un tal Walt Disney.
------------------
¿Os ha gustado? Es que... quería algo diferente. Comentad, por favor :3
3 comentarios:
¡¡Me ha encantado!! En serio, escribes muy bien, y la idea es muy original ^^
Una abrazo :)
PD:Yo sí que te echaba de menos xD
MIAUU. El gatito rechonchp de mi blog ha empezado a leer solo cuando ha visto la palabra ratoncito...MIAUU.
Tonterias aparte, el cuentecillo/relatillo me ha gustado e.e La idea es buena *3* Pero yo no aceptaria un ratón en casa, aunque si me hace famosa....Traigo un elefante! XD
I miss you *^^* And I miss your letters ;______;
BESITOS AZUCARADOS
Hola! (✿◠‿◠)
Soy Arya del blog El Rincón de Arya
http://elrincondearya.blogspot.com.es/
Me ha encantado el relato jiji :3 escribes bastante bien =)
Me gusta mucho tu blog, te sigo!
Besos.
⏃♥ Arya ♥⏃
Publicar un comentario